Manzanillo, Colima – El crecimiento exponencial del puerto de Manzanillo, uno de los más importantes de México, ha puesto de manifiesto las consecuencias de decisiones pospuestas durante años, según lo recordó recientemente Pamela de la Vega, ex Gerente Comercial de la entonces Administración Portuaria Integral (API), hoy Asipona.
Pamela De la Vega compartió un análisis histórico que se remonta a 2007, bajo la dirección del José Luis Iberri como titular de la API.
Durante aquella gestión, se elaboró un estudio exhaustivo que proyectaba las necesidades del puerto hacia el 2020, incluyendo la urgente necesidad de contar con una terminal operativa en Cuyutlán para mitigar la saturación.
Este documento fue presentado ante el Presidente de la República y el Secretario de Comunicaciones y Transportes de aquella época, en un esfuerzo por garantizar el desarrollo ordenado del puerto.
“Hoy, en 2024, enfrentamos un congestionamiento portuario insostenible, y apenas se habla del ‘Nuevo Manzanillo’,la visión estratégica que tuvimos en aquel entonces demostró ser acertada, pero lamentablemente no fue ejecutada a tiempo”, comentó Pamela de la Vega.
El actual estado del puerto refleja la urgencia de implementar proyectos de infraestructura con visión a largo plazo y la importancia de evitar demoras en la ejecución de planes estratégicos. Las iniciativas como la expansión en Cuyutlán y el llamado «Nuevo Manzanillo» son vitales, pero llegan en un contexto de alta presión para la comunidad logística y comercial.
«Espero que esta experiencia sirva como recordatorio de la importancia de planificar con anticipación y actuar con mayor prontitud. El legado y la visión de José Luis Iberri aún perduran; el tiempo le dio la razón», concluyó.
El llamado es claro: priorizar la planificación estratégica para que el puerto de Manzanillo no solo crezca, sino que lo haga de manera sostenible y competitiva a nivel global.